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Tras cumplirse seis décadas de relación bilateral con México, Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, externó su deseo de establecer un Tratado de Libre Comercio (TLC) que le permita incrementar la producción industrial a ambas naciones.
"En la cultura asiática, 60 años significa madurez de vida. Momentos especiales que pudiesen culminar con la concretización de un TLC entre los dos países, que potenciará la cooperación de los próximos 60 años.
Esperamos contar con el apoyo del pueblo mexicano en este proceso", señaló un mensaje del mandatario asiático difundido hace unos días a través de su embajada en nuestro país.
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El argumento de las autoridades coreanas es que mediante una mayor integración comercial con México se triplicaría el número de bienes comercializados entre ambos países, como sucedió con Chile al firmar un Tratado en 2003.
No obstante, algunos expertos advierten que el interés real del país asiático es utilizar a México como puerta de acceso al mercado estadounidense, pues la notable superioridad de su economía y el elevado nivel de su mano de obra industrial, así como la innovación que caracteriza a su producción, le brindan una enorme ventaja.
En cerca de 70 años, Corea del Sur experimentó un auténtico milagro económico y de ser uno de los países más pobres de su región, devastado por una guerra que terminó en 1953, optó por reinventarse mediante una estrategia gubernamental que impulsó la educación entre los miembros de su población, el único recurso real con que contaban en ese momento.
Con el transcurso del tiempo, los conocimientos adquiridos por los coreanos dentro y fuera de su país fue capitalizado por empresas locales que le inyectaron valor agregado a su producción para saltar de la manufactura a una innovación que les permitió crear marcas propias en sectores como el automotriz, electrónico y de telefonía móvil, por citar solo algunos.
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Con respecto a México, ser socio comercial de Estados Unidos le ha permitido atraer a diversas transnacionales para asentarse en su territorio, situación que ha nutrido al Producto Interno Bruto de su economía. Sin embargo, sus números mágicos como nación exportadora son logros de manufactura, pero no de innovación.
Al carecer de una política industrial, durante años la nación ha desaprovechado su ventaja logística para diversificar la comercialización de su producción y cómodamente ha dirigido la mayor parte de esta hacia su vecino del norte.
Por ello, establecer un TLC con Corea del Sur en este momento no resulta equitativo ni a corto, ni a largo plazo, pues mientras no se establezca un verdadero proyecto de nación se estará a merced de países y transnacionales que buscan un terreno fértil para sus intereses, los cuales en la mayoría de los casos resultan opuestos a la idea de convertir a México en una verdadera potencia.
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